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PERFIL DE...
FITO CASTRO: "EL PEQUEÑO GIGANTE"
Por: Luis Sáenz Cordero
Nació hace 63 años en la ciudad de Santa Ana, El Salvador, sus primeros pasos futbolísticos los realizó en la Escuela Salesiana San Juan Bosco de esa ciudad, donde estudió la primaria y siempre fue integrante de la selección de fútbol de esa escuela.
En el barrio San Juan, donde vivía, se jugaba en las calles con la famosa "pelota de trapo" y a nadie de los amigos le gustaba jugar de portero, por lo que Fito se ofrecía como voluntario. Al parecer le gustó esa posición, la cual jugaría para siempre.
En ese tiempo llegó al Pulgarcito de América el entrenador Argentino Gregorio Bundio, y este técnico tenía una idea en mente: crear una categoría para los niños, la que bautizó como la "baby fútbol". Se jugaba siete contra siete en una cancha de basquetbol. Fito hizo su equipo al que le llamó "Don Bosco", y tuvo una destacada actuación llamando la atención de moros y cristianos. Rodolfo contaba apenas con 8 años de edad, y se vislumbraba como una futura estrella en la posición de cancerbero.
Uno de los mejores equipos de esa categoría, Los Gatos de Monterrey, lo llamó a sus filas y Fito conforme pasaba el tiempo jugó en ese equipo en diversas divisiones: mosquito, infantil y juvenil. Después pasarían a competir en la Sub-Federación Departamental en la cuarta división siendo campeones de forma invicta.
El Club Deportivo FAS de la división mayor del fútbol Salvadoreño, puso su mirada en el pequeño guardameta, y a los 15 años era contratado como el tercer arquero de los "Tigrillos de Occidente"; su entrenador en ese equipo fue el Argentino Raúl Miralles, del cual aprendió mucho de lo que posteriormente mostraría en su carrera deportiva. Fito tendría que competir por la titularidad con el inmortal arquero de la selección Salvadoreña, el famoso Raúl "La Araña” Magaña", quien le enseñó mucho de la difícil posición. La directiva del FAS consideró que Fito debería de jugar constantemente, de manera que lo envió en calidad de préstamo al San José de La Parada, para que agarrara experiencia. Fito no los defraudaría, llegando a consolidarse como un arquero titular y muy solvente.
Su hermano, Luis Mario Orellana (el Monsieur) ya había emigrado a Nicaragua a estudiar, prometiéndole a Fito que lo mandaría a traer. A los tres meses, Mario cumplía su promesa y Fito arribó a tierras pinoleras, para ser más preciso a Masaya; matriculándolo en la escuela Normal nocturna de Masaya.
El “Monsieur” se las arregló para seguir practicando el fútbol, y con la llegada de Fito solo necesitó 9 jugadores más, por lo que en coordinación y apoyo de los padres del colegio constituyó el equipo del Colegio Don Bosco de la ciudad de las Flores. En Masaya, Rodolfo “Fito” Castro empezó a mostrar sus excelentes cualidades natas de arquero.
Equipos colegiales de Granada, Diriamba y Managua, se enfrentaban al colegio y se iban vencidos. Muchos directores de colegio y de Escuelas Técnicas como la Escuela Internacional de Agricultura de Rivas mostraron interés en Fito y su hermano Mario, llegando incluso a observar partidos donde ellos actuaban. En un partido amistoso contra el poderoso Santa Cecilia de Diriamba, Fito tuvo una destacada actuación deteniendo todo intento de gol a los arietes de los “Licoreros”, empatando ese partido. En ese juego estaba presente el Dr. Carlos Chong, Presidente del Club Diriangén, y ante la magistral actuación de Fito, lo invitaron a integrar el equipo grande de los Diriambinos. Siendo Fito un menor de edad, hablaron con su hermano Mario, le ofrecieron estudios en la Normal de Jinotepe, y viviría en la casa del Dr. Chong, Mario aceptó y Fito se mudaba a la capital del mundo, Diriamba, comenzando la brillante historia de uno de los mejores porteros que ha pasado por la historia del Diriangén
Fito Castro empezó a destacarse llamativamente, al punto de adquirir el mote de "El pequeño gigante", designado así por el periodista deportivo de grata recordación don Eugenio "el tico" Leyton, periodista deportivo del diario La Prensa. Fue convocado a la selección juvenil de Nicaragua siendo Salvadoreño. Fito fue nacionalizado y participó en un torneo en la República de Panamá. Tanto se destacó con la selección y con el Diriangén, que Rodolfo luego integró la selección mayor y una selección universitaria, asistiendo a San José, Costa Rica, ocurriendo una situación que Fito no olvidaría nunca: Mario, era el capitán de la selección y por diversos motivos lo tuvo que alinear como delantero en el juego contra Panamá. El portero fue Edgard Tijerino Mantilla y Fito anotó dos goles en ese juego. Fito participó en torneos de "Campeones de Centro América", enfrentándose contra equipos como el Comunicaciones de Guatemala, el Saprissa de Costa Rica, el Motagua de Honduras, el Atlético Marte de El Salvador y el Marlboro de Panamá.
Rodolfo emigró a los Estados Unidos a mediado de la década de los ochentas, integrándose al fútbol de veteranos de Miami, posteriormente se muda a San Francisco, California donde continuó jugando su deporte preferido y a su edad todavía resguarda la portería en una liga de veteranos.
Rodolfo “Fito” Castro jugó 10 años en su querido Diriangén, y para el es un orgullo ser recordado por sus proezas con el "plumudo" y haber sido partícipe de sus múltiples campeonatos. Fito, por su sencilla manera de ser siempre fue apreciado por todos los Diriambinos, y dejó una huella imborrable en sus alumnos por su entrega y camaradería.
Además, Rodolfo jugó un año con el Santa Cecilia, con el Flor de Caña, el Cinco Estrellas, el Carita Barrera y el Conarca. También jugó con el Plastinic y el Canteras, estos últimos en segunda división. Después comenzó su carrera como entrenador de la Selección Juvenil, del Carita Barrera y el Conarca entre otros.
Ahora en el otoño de su vida, Fito con sus 63 años a tuto planea regresar a su querida Diriamba, su ciudad adoptiva, a donde reiteramos, sus amigos y alumnos lo recuerdan con mucho cariño. Desea poner su granito de arena en el resurgimiento de nuestro fútbol y no hay duda que más de un equipo se interesarán por sus servicios.
Por eso y mucho más, Rodolfo “Fito” Castro es un orgullo del Fútbol Nicaragüense, un orgullo Diriambino que es recordado como "Salvadoreño de nacimiento, pero Nicaragüense y Diriambino de Corazón"
PERFIL DE...
LUIS MARIO "EL MONSIEUR" ORELLANA CASTRO.
Escrito por:
ING. LUIS SAENZ CORDERO
Luis Mario Orellana Castro, conocido en el fútbol nacional como “el Monsieur” Orellana nació en Santa Ana, El Salvador. El “Monsieur” actualmente tiene 65 años de edad y obtuvo la nacionalidad nicaragüense en el año 1965 cuando solo tenía 22 años. Se casó con la distinguida dama diriambina señora Teresita Quintanilla y de dicho matrimonio nacieron tres hijos: Luis Mario, Juan y Diego, todos ex futbolistas de primer nivel que vistieron en Nicaragua la casaca del legendario Diriangén, y Diego la del Walter Ferrety, y por supuesto de la selección nacional mayor.
Orellana Castro es Licenciado en Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), también posee una Maestría en Lingüística en la Universidad de la Sorbonne, Paris, Francia. Actualmente se desempeña como profesor de idiomas en la escuela secundaria Philips and Sala Burton de San Francisco, California. En Nicaragua fue profesor de idiomas, especialmente de francés en prestigiados colegios públicos y privados, destacando entre otros el Instituto Pedagógico de Diriamba (IPD) y el Instituto Juan José Rodríguez de Jinotepe.
Dentro de su currículum Deportivo “El Mesié” Orellana comenzó su carrera como futbolista en El Salvador a los 7 años de edad, posteriormente militaría en la cuarta división, la liga de ascenso y luego en la División mayor del fútbol salvadoreño con el Alianza Intercontinental (1961-62). Emigra a Nicaragua para hacer estudios superiores. Comienza a jugar al fútbol en Masaya con el Colegio Salesiano, luego en la Escuela de Agricultura de Rivas (EIAG), la Academia Militar de Managua y en el Patria de Granada. Directivos del Diriangén lo descubren y lo invitan a jugar en el Decano de los equipos Nicaragüenses, los Caciques del Diriangén en 1963, y comienza a jugar en este equipo junto con su hermano el legendario portero Cacique Rodolfo “Fito” Castro. Dos años más tarde es convocado a la selección nacional que participaría un campeonato centroamericano en El Salvador.
Mario se nacionaliza en 1965 y posteriormente formaría parte de la escuadra Nicaragüense que vencería a los Estudiantes de la Plata de Argentina en 1966, venciéndolos 2 goles 1. Hoy en día, 42 años después, ese triunfo en amistoso sigue siendo quizás el encuentro de mayor impacto de nuestro balompié. El “Mesié” Orellana junto a todos los integrantes de esa selección son parte actualmente del Salón de la fama del Deporte Nicaragüense.
En 1967 participa en el primer campeonato Norte-Centroamericano (NORCECA) en Tegucigalpa, Honduras, donde Nicaragua tiene destacada actuación. Esta selección es considerada la mejor de todos los tiempos, ya que según Orellana, contaba con la flor y nata de los mejores futbolistas del momento y cualquiera de los integrantes podía ser titular indiscutible.
En 1968 integra el equipo de La Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) que participa en el campeonato Universitario Centroamericano en San José, Costa Rica, donde tiene destacada actuación, fungiendo –además- como capitán del equipo. Como anécdota, “el Mesié” señala que en esa ocasión estaba en su luna de miel y su esposa tuvo que acompañarlo a ese evento.
Debido a una iliquidez fenomenal del Diriangén, el “Mesié” es transferido a al equipo de la UCA en 1970. Más tarde sigue jugando en diversos equipos de primera División, destacando los siguientes oncenos: Café Presto, La UNAN, El Deportivo Aburto y el Molina Gómez entre otros.
En 1972 obtiene una beca del Gobierno de Francia, y en ese país juega para la universidad Corbeil Essonne de la segunda división profesional, aunque por su condición de becado solo podía jugar partidos amistosos. Integra un equipo de inmigrantes españoles llamado Jeunes Amical Spagnols. Regresa a Nicaragua a finales de 1973 y se retira de la división mayor para dedicarle más tiempo a su familia y a la docencia, juega en equipos de la categoría de ascenso en Diriamba.
En el año 1984 emigra a los Estados Unidos fijando su residencia en San Francisco, California y se integra al fútbol de esa urbe fundando el DIRIANGEN USA con futbolistas Nicaragüenses y de otras nacionalidades; es nombrado presidente de la Liga Fraternidad, la cual cuenta en ese momento con 8 equipos participantes y posteriormente por su entusiasmo, credibilidad y dedicación la lleva a contar con un total de 35 equipos en 3 divisiones.
Funda un periódico deportivo de 16 páginas tabloide, con un tiraje de 5,000 ejemplares mensuales y cuyo costo era mantenido por anuncios comerciales. El objetivo era difundir el fútbol local e internacional, lo mantiene por 5 años y termina dejándolo por sus múltiples ocupaciones.
Dispara sus últimos cartuchos en la tercera división de San Francisco, jugando para el Juventud Olímpica, luego jugaría en la Liga de Veteranos en casi 20 equipos diferentes; actualmente todavía juega en esa liga y lo hace solo para servir de ejemplo para que la juventud valore que una persona puede jugar en el otoño de su vida siempre y cuando en la misma se mantenga alejada de los vicios. Cabe destacar, que El “Mesié” Orellana nunca fumó y ni ingirió licor durante su vida de atleta.
El famoso "Monsieur" es un ejemplo a seguir por nuestros jóvenes, por que ha sido un buen padre, excelente deportista y profesor de generaciones, fiel servidor de su comunidad y buen amigo, entre sus principales virtudes.
En todas sus facetas el “Mesié” Orellana tuvo muchas anécdotas, destacando aquella cuando en el Estadio La Salle en un juego del Diriangén lo sacan en el segundo tiempo y enojado por su salida le gritaba a Fito, su hermano, que también abandonara el campo y Fito no le hizo caso. Todos sus alumnos y amigos lo recuerdan como un “rigioso” del Fútbol, tan es así que una tarde de perreras en el antiguo campo de Berlín a finales de los setentas, había un partido muy disputado y la oscuridad caía sobre el Mundo. Como había “maciada” de por medio, el “Mesié” fue a encender las luces de su famoso carro el avispón verde “La Voiture” para que iluminara el campo de juego y así poder terminar el encuentro.
Por su carácter jovial y sincero el “Mesié” tiene muchas anécdotas divertidas que esperamos nos las cuente en sus visitas al terruño.
Como todo buen diriambino, añora profundamente su querida ciudad y ya hace planes para regresar a la cuna del Güegüense y del cacique Diriangén para continuar aportando al desarrollo de nuestro fútbol a través de su experiencia y conocimientos en la materia. Por todo eso y más, Luis Mario “El Mesié” Orellana Castro es un orgullo del Fútbol Nicaragüense.
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